Es en ese lugar donde
me siento seguro y cobijado de las tempestades de mi corazón. Donde termina mi desesperación infinita por crear
demasiadas conjeturas necias, donde los laberintos de tormentos se transforman en
senderos llanos y placenteros. Donde los
escollos y retales de vida compleja,
enmarañada, enrevesada se transforman en apacibles notas musicales. Un abrazo me hace cambiar siempre.
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