- Te quiero, my Love- te digo susurrando.
- Me duele oírte decir eso- me
dices.- Ese nombre es el que tú me pusiste, nadie lo conoce, no sé de dónde
salió pero me vuelve loca-. Te beso otra vez más, esta vez con pasión. Tú no
haces nada. Yo soy el que maneja los hilos de tus sentimientos. Sigue haciendo
frío. Vuelvo a besarte y en tu mejilla comienza a resbalar una lágrima cobriza.
Esto no tenía que acabar así, pienso. Así no. Los dos lo sabemos aunque somos
incapaces de detenerlo. Nunca me gustó volverme tan débil y menos aún mostrarme así ante ti. Nos entregamos a la pasión sin tapujos y sin
poner barreras. Tal cual.